domingo, 22 de enero de 2017

Händel como terapia # 1



Presentación:

Georg Friedrich Händel fue uno de los compositores más importantes de todos los tiempos. Especialmente conocido por su coro “Hallelujah!” del oratorio “El Mesías”, éste compositor es considerado junto a Bach como el mejor exponente del barroco, sobretodo en la música vocal.


Contando con 42 óperas y 27 oratorios, es fácil darse cuenta que estamos tratando con un experto del tema, uno que por mucho tiempo fue ignorado del Panteón de compositores operísticos. Sin embargo, en las últimas décadas estamos viviendo un renacimiento de la música barroca en general, pero sobretodo re-descubriendo las óperas barrocas. 


¿Qué me hace pensar en el poder terapéutico de las óperas de Händel?


Tuve un largo recorrido con la ópera, desde mis 16 años que empecé a explorarlas, y he llegado a apreciar todos los estilos desde el barroco temprano a óperas contemporáneas. El estilo de Händel, el de la ópera seria, es un estilo pesado para quienes están acostumbrados a la acción continua acompañada por la música orquestal y brillante. Por ejemplo, la Traviata de Verdi me ha servido de anzuelo más efectivamente que ninguna otra ópera para reclutar adeptos… Pero las características de la ópera seria y sobretodo, del poder íntimo y reflexivo de la música de Händel, serán entonces las que más me han servido para una buena catarsis emocional:


1: El tiempo se detiene: La acción en la ópera seria, el desarrollo de la historia, transcurre con los diálogos declamados y acompañados solamente por el clavecín, que son llamados “recitativos”, PERO las canciones en sí, las arias, en casi todos los casos, no forman parte de la acción, sino que son momentos donde uno por uno, los personajes expresan sus sentimientos respecto a la acción. Cada ópera de Händel tiene una media aproximada de 24 arias, y no es fácil sobrellevar una ópera seria entera cuando uno se concentra en el hecho de que será una sucesión de arias que no están haciendo avanzar la historia. El concepto que el tiempo se detiene me ha ayudado a disfrutar más éste estilo de ópera, porque es importante lo que cada uno tiene que decir al respecto, la historia va esperar la pequeña catarsis de cada uno antes de seguir, algo que para nada estaría mal en la vida real.


2: Es personal, íntimo: Quizás la raíz de ésto, es que en la época de Händel, la ópera se centraba en los cantantes. La era de los “castrati”, quizás los cantantes más prodigiosos que hayan existido, que llenaban teatros con su pirotecnia vocal, ha sido una época de excesos, y más de una vez criticada por la frivolidad y la irrelevancia del texto, del drama, como fue más tarde también criticado el “belcanto italiano” por Wagner, o quizás el POP en nuestros tiempos. Pero bajo el genio de Händel, es más bien una oportunidad de explorar la psiquis de los personajes con las obligatorias 7 arias del protagonista, pasando por toda una gama de sentimientos explorados en música, dependiendo cuán traicionados, deprimidos, victoriosos o furiosos se encuentren en determinado momento.


3: Nadie (casi) es en esencia malo: Brujas, hechiceros, intrigantes traicioneros, déspotas y madres manipuladoras desfilan por las óperas de Händel, interpretados casi siempre por los personajes secundarios (con excepciones muy relevantes como Alcina, Tamerlano o Serse). Si bien pasan gran tiempo planeando sus venganzas y expresando su odio eterno a los héroes y damiselas en peligro, están ampliamente humanizados con momentos de reflexión, culpa y remordimiento, haciendo de ellos personajes más tridimensionales e incluso identificables con uno mismo, excepto por Ptolomeo de Giulio Cesare o Garibaldo de Rodelinda, que ellos si, son irremediablemente malos.


4: Errar es humano: Al igual que los antagonistas, los héroes y heroínas son personajes complejos, se equivocan, son injustos, se irritan y hasta enloquecen de celos o de enojo. Parte de la experiencia humana, está bien explorar esos sentimientos también, y ser menos duros con uno mismo.


5: Las arias son extrapolables: La ópera se concentraba en historias fantásticas de épocas caballerescas o en historias mitológicas o históricas, muy lejanas de la vida cotidiana. Pero el hecho que las canciones estén centradas en sentimientos, las hace universales, como bien se demuestra en un documental “A night with Händel”, donde exploran arias de Händel en un Londres moderno, 250 años más tarde, siguen siendo éstas arias efectivas.


6: La emoción del aria está bien focalizada: Si bien escenas complejas como la escritura de la carta de Tatyana en Eugenio Oneguin de Tchaikovsky, o la escena de locura de Lucia de Lammermoor nos introducen en la montaña rusa de sentimientos extraordinaria, quizás una sana exploración de cada sentimiento desglosado esté mejor para una catarsis. Las “arias da capo” de la ópera seria, tenían también la finalidad de explotar las virtudes vocales de los cantantes, con una parte A extensa, una parte B corta y contrastante y luego “da capo”, es decir, repetir la parte A con toda la licencia para modificarla al gusto del intérprete. El texto es corto y se reitera una y otra vez, pero el gancho está en la inventiva con la que el cantante hace variaciones en la repetición de la parte A y en la intensidad de la música.


7. Una serenidad reinante: La música barroca sigue una línea bastante estructurada, teniendo siempre el bajo continuo como una guía armónica y dando la pulsación musical. Además, la orquestación que utiliza Händel no se basa en excesos que son efectivos para óperas más trágicas de Puccini o alcanzan un clímax dramático con Wagner, permitiendo una exploración más elocuentemente sana y serena sin hundirse en lo trágico ni dramático, pero confiando en el criterio del mismo Beethoven que dijo acerca de Händel «Recurre a él para aprender cómo lograr grandes efectos, por medios tan simples ».


8. Sentimientos extensamente representados: Haciendo un poco de matemáticas, si contamos 42 óperas y 27 oratorios (que son básicamente óperas sin la parte actuada) con 24 arias cada uno… tenemos muchas más de 1500 canciones de dónde elegir, estoy seguro que muchas más de una se tratarán de desconsolada tristeza o de venganza, e incluso algunas, como las arias de bravura, hablan figurativamente de una tempestad interna como excusa para explotar la pirotecnia vocal… pero es Händel, siempre se podrán hallar ejemplos sobresalientes para cada uno.


9. Mucho material para explorar: Felizmente estamos viviendo el renacimiento del barroco, ya todas las óperas de Händel han sido grabadas, algunas más de una vez e incluso se encuentran dvds de producciones fácilmente, igual que los oratorios. En nuestra era digital, también tenemos acceso a todos los libretos, casi todos traducidos… Y como mencionado antes, sencillamente uno puede estar seguro que quedan muchas obras por descubrir.


10. Siempre se termina en una buena nota: ¿Útopico? quizás si, pero no está mal para un proceso terapéutico. El “lieto finale”, el final feliz obligatorio ha persistido hasta parte del siguiente siglo, llevando a que muchas producciones de Don Giovanni de Mozart supriman la moraleja final y se queden con la escena del vicioso siendo tragado al infierno para mayor efecto. Pero con las óperas de Händel, nos dejan siempre una redención de aquellos que estaban equivocados y en paz a quienes pasan, para citar un aria, por la puerta del tormento. 


Dicho todo ésto, les invito a acompañarme a explorar esos instantes en que el tiempo se detendrá para poder explorar sentimientos con una catarsis musical a todo pulmón con Händel como terapeuta.

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